Vamos a ser felices un rato, aunque no haya motivos para serlo,
y el mundo sea un globo de gas letal, y nuestra historia una cutre película de brujas y vampiros.
Felices porque si, para que luego graben en nuestra sepultura la siguiente leyenda:
<< Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre que, no se sabe cómo,
lograron ser felices diez minutos seguidos.>>
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